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Educación sexual - Google Noticias

Cómo se realiza un aborto

Ideas para recuperarse de un bajón en el interés erótico y deseo sexual

Nota de prensa que salio publicada en el periodico Página Siete en la revista Miradas el día domingo 9 de Abril de 2017


Muchos factores están en juego; algunos tienen un origen más fisiológico, como los trastornos hormonales, el consumo de medicamentos y los efectos de algunas enfermedades crónicas.

Carlos de la Cruz Madrid

Si una persona aspira a tener un nivel de deseo sexual estable y frecuente, con independencia de los cambios de pareja, del paso de los años, de las alteraciones producidas por la convivencia, o del estado de ánimo o de salud, es que alberga unas expectativas poco realistas.

Por falta de deseo se puede entender la ausencia o disminución de interés por iniciar un encuentro erótico, incluso en presencia de estímulos externos que hasta ese momento se mostraban eficaces.

La llamada Viagra femenina Addyi es una opción para alentar el deseo en ellas
Suele estar relacionado, aunque no siempre, con la reducción o falta de fantasías sexuales: ahora ya no excita lo que antes nos ponía a 100. Ante esta situación, lo primero ha de ser la asunción de que no es algo obligatorio ni forzoso.

Hablamos de algo que está afectado por muchos factores. Algunos tienen un origen más fisiológico, como los trastornos hormonales, el consumo de medicamentos y los efectos de algunas enfermedades crónicas, diabetes o insuficiencia renal. Otras causas, en cambio, son de carácter más complejo y personal: la inapetencia puede hundir sus raíces en problemas de pareja, dificultades eróticas previas, la desmotivación, un bajón en el estado de ánimo o un periodo de dificultades laborales o familiares. La falta de deseo es una situación en la que intervienen múltiples elementos y, lo que es más importante, juega un papel clave en la forma en que los vive cada persona.

Dando por bueno que se puede ser muy feliz con niveles bajos o nulos, también resulta legítimo querer más y tratar de activar ese impulso en un intento de recuperar cotas anteriores o, sencillamente, incrementar el actual.

Un error común consiste en forzarlo, pero otro es quedarse de brazos cruzados. Esa apetencia hay que cultivarla, ir por ella. Se puede trabajar las fantasías sexuales, potenciar la intimidad de la pareja y recuperar espacios y tiempos perdidos, cambiar las costumbres que parece que ya no funcionan e introducir algún cambio –en otras parejas puede pasar por dejarse de variaciones y volver a la rutina–. También hay que recordar que la piel está por todo el cuerpo, que disponemos de cinco sentidos y que las relaciones sexuales se pueden iniciar antes de estar desnudos y en la cama.

La falta de ganas no debe ser excusa para no quererse, abandonar el cuidado personal o para no sentirse deseable. Que haya inapetencia en ningún caso convierte a quien la tiene en menos hombre o mujer. Y del mismo modo que las relaciones eróticas empiezan estando vestidos, el deseo también se cultiva mimando el aspecto externo, regalándose un baño relajante, un paseo agradable, una lectura o música, o con cualquier otra actividad que haga sentirse bien.

Luego está el recurso a los medicamentos para tratar la disfunción eréctil. Viagra , Cialis y Levitra funcionan de modo parecido. Esto permite que los músculos lisos de los cuerpos cavernosos del pene se relajen y faciliten la entrada de sangre en el órgano, lo que da lugar a la erección. Para que este proceso se desencadene son necesarios dos requisitos: el deseo previo y la estimulación adecuada. Por tanto, los fármacos representan un recurso que posibilita la respuesta sexual, pero no resuelve la falta de impulso erótico.

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